Cada vez que miro a través de la ventana, mi mente se invade de momentos como el de aquella tarde lluviosa. Aunque parezca mentira, fue única e irrepetible, al menos para mí. Aún me cogías de la mano y me repetías una y otra vez que era única para tí y que me querías por encima de cualquier persona. Lo peor de todo, esque yo, también te lo decía, es más, te lo sigo diciendo, sé que tú también me lo dices, que lo piensas; pero duele saber que no me quieres con la misma intensidad que antes.

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